4.4.14

Adultez

 Es irónico que los momentos en los que más me siento adulto es cuando puedo hacer todas las cosas que quería hacer cuando era chico y no podía. Como comprar todas las golosinas que quiero y comérmelas, jugar videojuegos sin parar.
 Me siento adulto también cuando hago cosas de adulto. Cuando trabajo y recibo un cheque y pago mis cuentas y firmo contratos.
 Pero mi niño interior sigue vivo. Pobre.
 Es una tortura para él. Está ahogado en responsabilidades, en lavar la ropa y los platos y ordenar por si vienen visitas. Apenas lo saco a pasear y se aburre mucho.
 Es complicado tener un cerebro curioso y activo encerrado en un cuerpo que tiene que mover 1000 plantas a tierra. Lo puedo distraer con música y podcasts, pero solo logro silenciarlo.
 Ey, esperá. ¿No se supone que un científico debería tener un cerebro curioso y activo y usarlo para su trabajo? Mi jefa quizás. Otros jefes de laboratorio. Pero yo estoy demasiado ocupado con la increíble cantidad de trabajo detrás de cada experimento.
 Y a veces lo siento con más fuerza. Esta quizás es una sensación solo mía, por mi aislamiento voluntario de toda mi vida porteña que acumulé durante 24 años. O quizás le pasa a todo el mundo. Pero es del trabajo a la cama y de la cama al trabajo, y seguir empujando a través de la desmotivación y el tedio para cumplir todo lo que hay que hacer y darse cuenta que uno no hace otra cosa y de repente ver la pregunta que uno intenta esconder todo el tiempo: ¿para qué?
 ¿Para qué estoy trabajando tanto? ¿Para qué invierto mi tiempo y vida en esto?
 La respuesta obvia es "trabajo para ganarme la vida", pero dado que elegí ser científico, esa respuesta no satisface. Para ganarme la vida hubiera hecho cualquier otra cosa. Estudié biología porque tenía metas más ambiciosas.
 Todavía tengo esperanza de que en el futuro encuentre algo que me haga más feliz que lo actual.
 Pero lo que descubrí es que realísticamente, uno en cienca elige estar en un laboratorio exitoso, si bien no estudia exactamente lo que a uno lo apasiona, o en uno que le guste, si bien no siempre tiene todos los recursos y todo el éxito que a uno le gustaría.
 Ya es mucho irse por las ramas, pero me molesta que le presupuesto de ciencia no exceda el 1 % en los presupuestos nacionales y que el peso está puesto en cosas que los científicos no valoramos tanto como el público general, como el cáncer y los avances militares. No que no queramos curar el cáncer, pero hay quizás un número limitado de estrategias con buen pronóstico a probar, y el resto del dinero van a otros proyectos que tratan de meter la palabra "cáncer" en su solicitud de subsidio como pueden, si bien no hay verdaderas intenciones de siquiera teorizar un tratamiento.
 En fin, ser adulto no necesariamente está tan bueno como uno lo hubiera pensado. O quizás lo estoy haciendo mal...

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